5 de noviembre de 2022

EL ORIGÉN DEL TUTÚ

El origen del tutú se remonta a las cortes francesas del siglo XVI. Los trajes de los bailarines eran grandes y pesados y dificultaban los movimientos. Cuando Luis XIV fundó la Académie Royale de Danse, en 1661, el ballet se comenzó a bailar en un escenario y los trajes cambiaron en consecuencia. Marie Camargo popularizó la falda sobre los tobillos, que resultó escandalosa para la época, a fin de mostrar el complejo movimiento de los pies. A medida que añadieron nuevos giros y movimientos a la danza, las mujeres comenzaron a utilizar bragas o pantaletas para evitar la exposición de las piernas.
La danza innovadora de los italianos, a quienes se les atribuye el haber aplicado los principales cambios al traje en el siglo XIX, requería la libertad de una falda más liviana, con 16 capas y justo por debajo de la rodilla. Este particular diseño, denominado tutú italienne apareció en El Lago de los Cisnes y La Bella Durmiente.

El primer estilo de tutú, denominado tutú romántico, apareció durante el período romántico de la historia del ballet. Existen dos tipos: el primero tiene una falda que comienza en la cintura y el segundo comienza en la cadera y tiene caída (se denomina tutú romántico con faja). El primer tutú romántico fue utilizado por Marie Taglioni en la en la década de 1800. Ella también fue la primera en bailar "en pointe", es decir, en puntas de pie con zapatillas de ballet.
El tutú moderno típico viene en dos diseños principales. Uno es el tutú estilo Pancake, corto y rígido, que sobresale de la cadera de la bailarina, dejando ver las piernas por completo. El segundo estilo es el Powderpuff o balanchine, que no tiene aro, tiene una falda más corta y luce más liviano que el anterior. Los tutúes clásicos surgieron de los pedidos de los espectadores de ver mejor las piernas para poder apreciar los intricados movimientos del baile.
El estilo Pancale lleva alrededor de 10 m. de tela. El canesú tiene entre 6 y 15 paneles, unidos con añadidos origen del tutú se remonta a las cortes francesas del siglo XVI. Los trajes de los bailarines eran grandes y pesados y dificultaban los movimientos. Cuando Luis XIV fundó la Académie Royale de Danse, en 1661, el ballet se comenzó a bailar en un escenario y los trajes cambiaron en consecuencia. Marie Camargo popularizó la falda sobre los tobillos, que resultó escandalosa para la época, a fin de mostrar el complejo movimiento de los pies. A medida que añadieron nuevos giros y movimientos a la danza, las mujeres comenzaron a utilizar bragas o pantaletas para evitar la exposición de las piernas.


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