Artesanía textil
Las fibras textiles, entendidas como las que pueden ser hiladas y tejidas, se han utilizado desde la antigüedad, sobre todo, para proteger a los hombres del medio en que tenían que desenvolverse. La aparición del telar en Egipto, supuso un gran avance. Mucho después los productos obtenidos por la artesanía textil empezaron a utilizarse como elementos decorativos, incluso personales.
Tradicionalmente en nuestro país se han utilizado la lana y el lino como materias básicas para, tras su tejido en telares, obtener artesanalmente diversas prendas. Sin embargo, la producción industrial de estos bienes por grandes empresas que utilizan marcas muy conocidas con gran aceptación social, basadas en una masiva publicidad, han logrado influir decisivamente en los compradores en detrimento de la elaboración manual.
A pesar de todo ello la artesanía textil sigue presente en nuestra actividad productiva, siendo un buen ejemplo el de Mia Rissanen, finlandesa de origen, euskalduna y vasca de corazón.
La artesana
Mia Rissanen (Helsinki, Finlandia 1963) tras cursar los estudios obligatorios y el bachillerato en su ciudad natal pasó a formarse durante dos años en la Escuela de Artes y Oficios, especializándose en trabajos manuales en general y específicos de artesanía textil. En 1981 empezó a colaborar con el grupo de Traperos de Emaús de Helsinki, poniendo en marcha la elaboración artesanal de alfombras de trapo, actividad que no le resultaba ajena pues su abuela (1913-2003) ya la llevaba a cabo empleando telares.
Su relación en Helsinki con el conocido zumaiarra Joseba Ossa hizo que se desplazaran a Euskalherria en 1990, instalándose al principio en Donostia. Ahora viven en Arroa Behea (Zestoa).
La artesana entre hilos del telar. (Fotografía: Javier Carballo
Tras recuperar su magnífico telar de bajo lizo, de construcción finlandesa y el lógico periodo de adaptación, empezó a elaborar alfombras de trapo y en 2002 a acudir a ferias de artesanía en distintas localidades, organizadas por los ayuntamientos, sobre todo las que duraban un solo día. Recuerda la ayuda que le prestó en esta época la conocida artesana Carmen Esnaola, del caserío Goikola de Lastur (Deba). En los últimos años su desarrollo como artesana ha sido muy importante, alcanzando un destacable nivel en el dominio de las técnicas de su especialidad. También ha impartido cursos de artesanía textil.
Mia Rissanen trabajando en su magnífico telar de bajo rizo. (Fotografía: Javier Carballo).
El trabajo bien hecho, la capacidad de armonizar estilos y colores y su adaptación a los gustos de cada situación, junto con el cuidado de los detalles que realzan el valor de su trabajo, caracterizan los trabajos de la artesana. Al propio tiempo Mia se siente receptora de formas de trabajo de sus mayores, recuperando bienes utilizados en la vida cotidiana que en otro caso acabarían perdiéndose, para transformarlos con técnicas artesanales en ropas de uso personal y decorativo. Asímismo transmite a otras generaciones las técnicas de su especialidad.
Los productos y los procesos para su obtención
Los productos que básicamente elabora la artesana son:
- Chales o “foulars” de lino que colocados sobre los hombros sirven a las mujeres de abrigo/adorno.
- Alfombras o tapices, partiendo de trapos para colocarlos en el suelo.
- Bufandas de algodón y lana
- Bolsos, utilizando los mismos materiales, y que también se llevan como bandolera,
- Cinturones y pulseras de algodón, y
- Cubremuebles.
En su telar Mia puede elaborar piezas de hasta 120 cm de anchura y con la largura deseada. Sin embargo, habitualmente los productos que elabora tienen entre 60 y 85 cm.
Generalmente utiliza colores suaves, gratos a los sentidos, siendo los productos elaborados de destacable belleza.
Como nos recordaba Antxon Aguirre Sorondo en junio del 2.002 (Euskonews 170) las materias textiles más utilizadas en nuestro país han sido la lana y el lino, que los baserritarras entregaban a especialistas en el manejo de telares para obtener diversos productos, percibiendo por ello una remuneración.
Mia con uno de sus trabajos de patchwork. (Fotografía: Javier Carballo).
En el caso de Mia Rissanen, el proceso productivo se inicia con el acopio de camisas, camisetas, "niquis" y pantalones, entre otros, de algodón, de los que se deben separar cremalleras, botones y cualquier otro objeto metálico. Se continúa cortando las prendas, previo lavado, en tiras, iniciándose por la base y continuar girando la ropa para conseguir que sea lo más alargadas posibles para acabar haciendo una bola con dichas tiras y separándolas por colores.
A continuación se prepara la urdimbre, que es el conjunto de hilos que se colocan paralelamente unos a otros. En el caso de las alfombras, el hilo utilizado es similar al hilo empleado en nuestros puertos para elaborar las redes utilizadas en la pesca de bajura, y la cantidad de los hilos unos 150. En el caso de los chales de lino llega a 300 o 400. El urdidor utilizado para preparar los filamentos es de madera. Se sigue haciendo una cadeneta para evitar el desorden en los hilos. La urdimbre en cadeneta se lleva al telar, para pasar los hilos, uno a uno, por la malla y por el peine al lugar que les corresponde. Luego se tensa la urdimbre. Por último se unen los pedales a los palos trasmisores con las cuerdas adecuadas debajo de la urdimbre. Terminada esta fase se procede a montar la trama, es decir, el hilo que cruzado y entrelazado con la urdimbre forma la tela.
A continuación se procede a tejer en el telar moviendo con las manos la lanzadera y con los pies los pedales que mueven los hilos de la urdimbre, regulándose la tensión con los rodillos. Una vez terminada de tejer la pieza, se sigue haciendo los nudos en los extremos y dando "una pasada" con las tijeras.
La comercialización
Mia Rissanen comercializa los productos que elabora a través de las ferias de artesanía a las que acude, unas doce al año. Resulta muy llamativa su presencia trabajando en un pequeño telar de sobremesa o de cintura con el que habitualmente elabora las pulseras y los cinturones.
Los precios de venta pueden considerarse muy asequibles, sobre todo si tenemos en cuenta el notable trabajo y el dominio de las técnicas específicas que requiere esta actividad. Lógicamente varían sustancialmente entre los distintos productos.
El futuro
Al ser el proceso muy artesanal, la dependencia de terceros es muy reducida. Parte del material básico, como ya hemos señalado, (camisetas, camisas, entre otros) los consigue principalmente en la vecindad y otros productos necesarios en los procesos de elaboración (hilo de algodón, lino y lana) en Barcelona o Finlandia. Las cantidades demandadas, generalmente reducidas en comparación con la producción industrializada, suponen una dificultad adicional, que hasta el presente se ha ido solucionando.
Los medios productivos, a excepción del telar, son reducidos y entre otros, son lanzaderas, tijeras, desmadejadora, máquina manual para hacer las canillas de hilo, los adquiere en el mercado.
Diversos útiles (canillas, hilo, tijeras) utilizados por Mia en su trabajo.
(Fotografía: Javier Carballo).
En opinión de Mia el futuro de la artesanía textil de su especialidad es muy problemático para los que ejercen esta actividad y deben obtener los ingresos suficientes para una vida digna. En esta situación influye la competencia de producciones obtenidas de manera automatizada con gran presencia en los mercados avalados por marcas de amplio reconocimiento social, así como las importaciones de países de reducidos costes laborales. A pesar de que el público, en su gran mayoría, valora más "estar a la moda" impuesta por la publicidad que las virtudes específicas de un bien que ha sido elaborado con técnicas tradicionales de calidad probada, hay y siempre habrá personas que prefieran un producto único y artesanal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario